Cortita y al pie
By Branding, Planning
May 14

Cortita y al pie

«Cortita y al pie», una simple frase coloquial que nos sirve para simplificar la idea que queremos comunicar.

¿Y cuál es la idea? «La marca», nada más ni nada menos.

Por simple que parezca, la marca lo es todo. Son demasiadas las empresas y organizaciones que creen ser dueños de una marca, pero lo único que tienen, y a duras penas, es un nombre y algo que pretende ser un logotipo, pero de ahí a serlo hay mucho camino por recorrer.

El propósito principal de una marca debe ser aportar un concepto estratégico diferencial, siendo imprescindible no solo el aporte de profesionales competentes, sino también que estos cuenten con respaldo al máximo nivel jerárquico de la empresa, evitando así la participación de los meritocráticos amateurs que, en busca de notoriedad y aprobación, terminan tocando de oído y dilapidando recursos y oportunidades de mercado.

Mientras que para algunos las marcas son un concepto, para otros un símbolo gráfico y para la mayoría de las personas son algo así como esos diseños y formas que las empresas utilizan para identificarse a sí mismas y a los productos que venden, para los responsables de marketing y los planners de las agencias de publicidad es donde nos va la vida, porque si no logramos construir y desarrollar marcas fuertes y bien posicionadas, más temprano que tarde veremos caer las ventas, y como consecuencia de ello, la disminución de los presupuestos asignados.

Vemos países, instituciones, empresas, productos, servicios, eventos, personas y de seguro muchas otras cosas tangibles e intangibles que son «marcas», pero lo trascendente de este concepto es que se trata de una construcción simbólica, de un constructo emocional que, por lo tanto, sólo existe en la mente de los individuos y es ahí donde precisamente radica la dificultad al momento de querer otorgarle una definición que sea única y precisa.

Más allá de todas las cuestiones teóricas y técnicas que hacen y seguirán haciendo al concepto de marca, lo importante y relevante para cualquier entidad de tipo comercial o con otros fines, las marcas son el intangible que da forma y contenido a las interacciones entre oferta y demanda.

La estrategia de marca en su concepción y elaboración a conciencia y responsablemente, pertenecen al tipo de pensamiento más elevado y sofisticado, ese pensamiento que nos permite planificar, visualizando los múltiples escenarios y situaciones que se van a presentar al momento salir al mercado, previendo incluso las contingencias de que esos mismos escenarios no se den, con el objetivo de enfocar todo el accionar en la dirección más favorable a nuestros intereses.

Para que quede claro, la construcción de marca no sólo debería ser el punto de partida de toda campaña publicitaria que se precie de tal, sino de todo acto comunicativo de empresa u organización, tanto hacia el mercado como hacia su propia interna.

Hoy una marca tiene que ser tantas cosas y tiene tantas exigencias funcionales y de aplicación en los entornos off line y on line, que hacen de su creación, construcción y desarrollo una verdadera especialidad: el Branding. Una herramienta de gestión estratégica y táctica, que sólo puede ser gestionada con profesionalismo y competencia, para conseguir ese tan preciado valor diferencial.

Esto sólo se pone de manifiesto cuando en una empresa en vez de product manager hay un brand manager, ese profesional que trabaja codo a codo con la agencia creativa en todo momento, para competir con éxito y ganarse así, las preferencias de los clientes y consumidores más apetecibles del mercado, y así ganar dinero siendo rentables.

Las empresas líderes y exitosas hablan de quiénes son, tanto como empresa y como marca. Hace tiempo que han dejado de centrarse en el producto para pasar a hablar y definirse por su visión de marca, con un propósito claro y valores que lo sustentan.

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